A la hora de pensar cómo utilizar los almohadones para que luzcan mucho mejor nuestros sillones, y poder aportar un plus no solo de comodidad sino también de transformación visual al ambiente, tenemos que apelar a una variable siempre presente al momento de decorar: el juego.
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Es un tema por el que me consultan bastante. Una de las preguntas más recurrentes es acerca de la cantidad de almohadones a poner en un sillón. Hay una regla para tener presente, pero también está bueno –como siempre digo– quebrar las normas. Los dogmatismos nacieron para ser respetados, pero también para ser dejados de lado si nuestro placer lo ordenado.
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La regla básica dice que la cantidad ideal de almohadones en un sillón es igual a la cantidad de plazas, más uno. Así, en un sillón de cuatro plazas, se indica poner cinco almohadones. Por supuesto, esta indicación puede romperse y podemos permitirnos jugar, y generar cambios cuando nos cansemos.
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En cuanto a cómo ordenarlos, una de las formas más fáciles es la disposición del espejo: lo que está en un rincón del sillón, lo espejo en el otro extremo, es decir, lo duplico de igual manera. En el medio, para generar un contraste con las formas, puedo elegir un almohadón rectangular –incluso de mayor tamaño– y agregar otro con forma de pelota, por ejemplo, para romper la linealidad del almohadón cuadrado tradicional.
En esta plataforma tenés algunas opciones para ir pensando.
Es interesante manejar diferentes texturas y telas. En mi casa, uso algunos de Red Basilea, de Panamá, de terciopelo, y todos conviven muy bien con el tussor del sillón.
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La variedad cromática de los almohadones puede ser un aporte de valor interesante, especialmente porque pueden ser renovados sin tanta inversión cuando nos permite la paleta, y pueden otorgarle un colorido dinamismo visual a ese sector con los sillones de siempre.
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Atrévanse a jugar, con los tamaños, con la disposición, con las texturas, con los colores ... Todo está por crearse, ¡diviértanse y disfruten mientras decoran!